El internet puede ser un entorno multifacético, donde la información fluye como el agua en un río, existe un protocolo que se presenta como el pilar fundamental de esta corriente digital: el Protocolo de Transferencia de Hipertexto, mejor conocido por sus siglas en inglés, HTTP. Este protocolo, a la vez simple y extraordinario, es la base sobre la cual se construye toda interacción en la web. Desde la visualización de una página web hasta el envío de un formulario de contacto en WordPress, HTTP facilita el intercambio de información entre los navegadores de los usuarios y los servidores web, haciendo posible la magia de la Internet como la conocemos.
Pero, ¿qué es con exactitud HTTP y cómo logra este protocolo conectar el vasto mundo de contenido en línea con nosotros, los usuarios finales? HTTP funciona bajo una estructura cliente-servidor, un modelo de comunicación donde las peticiones de datos son iniciadas por el cliente, por lo general un navegador web, hacia un servidor web que alberga el contenido solicitado. Esta interacción entre cliente y servidor se realiza a través de mensajes estandarizados que permiten la solicitud y entrega de todo tipo de datos e información en la web.
La belleza de HTTP reside en su simplicidad y extensibilidad. Diseñado a principios de la década de 1990, ha evolucionado con el tiempo para adaptarse a las necesidades cambiantes de la Internet, incorporando mejoras en la seguridad en WordPress y eficiencia. Aunque ha evolucionado, HTTP sigue siendo un protocolo de aplicación para enviar documentos, imágenes, vídeos y más de manera organizada y predecible, comprensible para servidores y clientes.
En esta guía, veremos qué hay detrás de HTTP, desde sus operaciones básicas, como las solicitudes y respuestas, hasta los detalles de sus métodos, estados y cabezales. Prepárate para sumergirte en el corazón de la web, donde cada clic y cada página cargada es un testimonio de la elegante eficacia de HTTP.
Tabla de contenidos
¿Qué es HTTP?
HTTP, o Protocolo de Transferencia de Hipertexto, es la arteria principal por la que fluye la información en la Internet. Este protocolo no solo es fundamental, sino que es el estándar global para la comunicación entre navegadores web y servidores, permitiendo el intercambio de información a través de la web. En esencia, HTTP define las reglas y el formato para la transmisión de datos, asegurando que el contenido que solicitamos llegue a nosotros de manera eficiente y comprensible.
La magia de HTTP reside en su capacidad para facilitar el acceso a documentos de hipertexto, es decir, páginas web compuestas por texto, enlaces en WordPress, imágenes en WordPress y otros elementos multimedia. Cada vez que ingresamos a una página web, enviamos un formulario o descargamos un archivo, estamos participando en un intercambio de datos basado en el protocolo HTTP.
Este intercambio comienza con una solicitud de nuestro navegador al servidor, que puede ser desde pedir la carga de una página web hasta enviar información ingresada en un formulario web WordPress. El servidor, al recibir esta solicitud, procesa la información y envía una respuesta que nuestro navegador interpreta para presentar el contenido deseado.
Diseñado para ser extensible y evolutivo, HTTP ha crecido y se ha adaptado a los cambios en la tecnología y las necesidades de seguridad de Internet. Desde sus inicios en la década de 1990, ha evolucionado de ser un protocolo de solicitud-respuesta simple a uno que soporta conexiones persistentes y seguras, cifrado de datos y una eficiencia mejorada en la transferencia de información. Esto ha permitido que HTTP se mantenga como el protocolo de facto para la comunicación web, soportando la increíble diversidad y riqueza de contenido disponible en la Internet hoy en día.
HTTP es como el idioma común que permite a navegadores y servidores entenderse entre sí, haciendo posible que la web sea un espacio rico, interactivo y accesible para todos. Este protocolo es, sin duda, el pilar sobre el cual se construye la experiencia web, siendo tanto el fundamento como el impulsor de la innovación en la era digital.
¿Para qué se usa HTTP?
HTTP, el Protocolo de Transferencia de Hipertexto, va más allá de ser solo una herramienta más, este no es más que el alma de la web, facilitando todas las formas de interacción y comunicación digital. Su uso va más allá de la simple visualización de páginas web, convirtiéndose en un elemento crucial para una variedad de aplicaciones que enriquecen nuestra experiencia diaria en Internet. Veamos algunas de las principales aplicaciones de HTTP en el mundo digital.
Navegación web:
La función más común de HTTP es permitir la carga y visualización de páginas web. Cada vez que ingresamos una URL en nuestro navegador o hacemos clic en un enlace, estamos realizando una solicitud HTTP que trae el contenido de la web a nuestra pantalla. Esto incluye texto, imágenes, vídeos y cualquier otro elemento multimedia que componga la página que estamos visitando.
Transmisión de formularios:
HTTP juega un papel crucial en el envío de información al agregar formularios en WordPress, como los que encontramos al registrarnos en un sitio, realizar una compra en línea o enviar un comentario. Al completar y enviar un formulario, nuestros datos se transmiten al servidor correspondiente a través de una solicitud HTTP, lo que permite que la información sea procesada y almacenada de forma adecuada.
Transferencia de archivos:
Aunque existen protocolos específicos para la transferencia de archivos, como el protocolo de transferencia simple o FTP, HTTP también se utiliza para descargar y subir archivos en la web. Desde descargar un documento PDF hasta subir una imagen a una red social, HTTP facilita el intercambio de archivos entre nuestro dispositivo y los servidores web.
Comunicación API:
En el desarrollo web moderno, HTTP es fundamental para las APIs WordPress (Interfaces de Programación de Aplicaciones), permitiendo que las aplicaciones web y móviles se comuniquen con los servidores y entre sí. Esto es esencial para funciones como iniciar sesión en un servicio usando nuestras credenciales de redes sociales, obtener el clima en tiempo real o reproducir contenido de vídeo en streaming.
Creación de sitios web dinámicos:
HTTP permite la creación y operación de sitios web dinámicos, donde el contenido puede cambiar y actualizarse en tiempo real sin necesidad de recargar la página completa. Tecnologías como AJAX (Asynchronous JavaScript and XML) asi mismo las Ajax DataTables en WordPress utilizan HTTP para solicitar datos del servidor y actualizar la página web de manera asincrónica, mejorando la experiencia del usuario al hacer que las aplicaciones web sean más rápidas y reactivas.
El HTTP es la columna vertebral que soporta en una forma practica todas las interacciones en línea, desde la más simple navegación web hasta las operaciones más complejas detrás de las aplicaciones y servicios modernos. Su flexibilidad y simplicidad han permitido que se convierta en el protocolo estándar para la comunicación en Internet, facilitando un mundo digital más conectado y funcional.
¿Cómo funciona HTTP?
HTTP, el acrónimo de Protocolo de Transferencia de Hipertexto, funciona como el director de orquesta de cada sitio web, asegurando que la comunicación entre navegadores y servidores se ejecute de manera correcta y eficiente. Este protocolo, a simple vista técnico y complejo, se basa en un modelo de solicitud-respuesta entre un cliente (por ejemplo, nuestro navegador) y un servidor (el sitio web al que deseamos acceder). Pero, ¿cómo se traduce esto en la práctica y qué hace que HTTP sea tan especial en el vasto mundo de los protocolos de Internet?
Esto se puede dividir en varias fases, vamos a desvelar algunas de ellas:
Cuando escribimos una URL en nuestro navegador o hacemos clic en un enlace, iniciamos una solicitud HTTP. Esta solicitud es como llamar a la puerta del servidor, pidiendo que nos entreguen una página web o recurso específico. El navegador, actuando como cliente, envía un mensaje al servidor con detalles sobre lo que desea obtener, utilizando para ello un método HTTP específico como GET o POST.
Luego de esto, el servidor, al recibir la solicitud, procesa esta información. Si todo está en orden (por ejemplo, si la página existe y el servidor tiene los permisos para acceder a ella), responde enviando los datos solicitados. Esta respuesta incluye un código de estado HTTP, como el famoso 200 OK, que indica que la solicitud ha sido exitosa y que los datos están en camino.
Brindando de esta forma primero la información que se encuentra en el header de WordPress, o en el encabezado del sitio, procediendo luego de este a enviar el archivo del body si todo ha salido bien en los pasos anteriores y se tienen los permisos para transferir esta información al cliente.
Por último, si todo es correcto, se terminará viendo una página web en su esplendor, con todos los estilos en WordPress y ajustes, de la misma forma si la petición ha sido para enviar un correo desde WordPress, este se enviará y llegará a su destino.
La belleza de HTTP se encuentra en su simplicidad y estado sin conexión, lo que significa que cada solicitud y respuesta es independiente; no hay una conexión persistente entre el cliente y el servidor. Esta característica hace que HTTP sea escalable y flexible. A lo largo de los años, HTTP ha evolucionado para incluir HTTP/1.1, que admite conexiones persistentes y pipelining (permitiendo que varias solicitudes se envíen de una vez), y hace poco, HTTP/2, que introduce la multiplexación de solicitudes para una entrega de datos aún más eficiente.
Tanto las solicitudes como las respuestas en HTTP incluyen encabezados y, de forma opcional, cuerpos. Los encabezados contienen metadatos sobre la solicitud o respuesta, como el tipo de contenido, la longitud del contenido y las cookies, entre otros. El cuerpo de la solicitud o respuesta lleva los datos reales, como el contenido de una página web en HTML, los datos de un formulario enviado o el contenido de un archivo para descargar.
Versiones de HTTP
La historia de HTTP es una crónica de innovación constante, marcada por el esfuerzo continuo por hacer de la web un lugar más rápido, seguro y eficiente. Cada versión de HTTP ha introducido mejoras significativas que han respondido a las crecientes demandas de usuarios y desarrolladores. Como capítulos en un libro, estas versiones nos cuentan cómo ha evolucionado la web desde sus inicios hasta convertirse en la compleja red de información que es hoy.
HTTP/0.9:
Como toda gran historia tiene un comienzo, esta no es la excepción, comienza con HTTP/0.9, lanzado a principios de la década de 1990. Simple y limitado, este protocolo solo permitía solicitudes GET, lo que significaba que los usuarios solo podían solicitar documentos de texto simple sin la capacidad de enviar información al servidor. A pesar de sus limitaciones, HTTP/0.9 fue el comienzo de todo, sentando las bases para la web mundial.
HTTP/1.0:
Introducido en 1996, HTTP/1.0 marcó el primer gran avance en el desarrollo del protocolo. Esta versión introdujo nuevos métodos de solicitud como POST y HEAD, así como los códigos de estado HTTP, que proporcionan información sobre el resultado de las solicitudes. Los encabezados de HTTP también hicieron su debut, permitiendo la transferencia de metadatos entre el cliente y el servidor, con nuevas características diferenciales:
Conexión efímera: el cliente se conecta al servidor, envía una solicitud y espera la respuesta. Después, la conexión se cierra. Pero para hacer otra solicitud, el cliente debe volver a conectar, lo cual puede ser lento porque las páginas web tienen muchos archivos que se recogen uno por uno.
Sin estado: tanto el cliente como el servidor se olvidan con rapidez el uno del otro. Entonces, cuando el cliente vuelve a contactar al servidor, este no recuerda las solicitudes anteriores del cliente.
Independiente del tipo de archivo: puede transferir cualquier archivo si ambas partes comprenden su formato.
HTTP/1.1:
Lanzado en 1997 y actualizado en 1999, HTTP/1.1 se convirtió en el estándar de facto para la comunicación web durante muchos años. Trajo consigo conexiones persistentes, lo que permitió múltiples solicitudes y respuestas sobre la misma conexión, mejorando de forma significativa la eficiencia de la web. También introdujo chunked transfer encoding, compresión de contenido y más métodos de solicitud para una funcionalidad ampliada.
HTTP/2:
El lanzamiento de HTTP/2 en 2015 representó el cambio más significativo en el protocolo desde HTTP/1.1. Esta versión se centró en mejorar el rendimiento y la seguridad. Introdujo la multiplexación, lo que significa enviar múltiples solicitudes al mismo tiempo a través de una sola conexión, y el servidor push, donde el servidor puede enviar recursos al cliente antes de que se los soliciten, mejorando así la carga de las páginas web.
En la actualidad, algunos servicios que damos por sentado, como las notificaciones push de los sitios web, eran impensables en el pasado, pero los avances tecnológicos han hecho que sean posibles.
Si hay algo que destacar de esta versión activa por muchos años ya es:
Datos binarios: Como hemos de imaginar, los datos se trasladan de forma binaria en lugar de simples archivos de texto, fortaleciendo aún más la seguridad de los datos enviados y recibidos.
Multiplex: Es posible enviar y recibir de forma simultánea una gran cantidad de procesos, permitiendo que la velocidad dé respuesta aumente en consideración a otras versiones.
Compresión: Al cambiar el sistema de datos la compresión es un factor clave, si bien en algunos casos los encabezados cambian, la mayoría de las veces en toda nuestra página web, se mantiene el mismo. Al comprimir este agilizamos el proceso de carga.
Server Push: El servidor envía datos de forma directa a la caché del cliente cuando anticipa qué información solicitará el mismo, sin esperar la solicitud HTTP.
HTTP/3:
HTTP/3 es la última evolución del protocolo, basado en el protocolo QUIC (Quick UDP Internet Connections). Su principal ventaja es mejorar la velocidad y la fiabilidad de las conexiones, en especial en redes inestables, utilizando UDP en lugar de TCP. Aunque aún está en proceso de adopción, HTTP/3 promete hacer de la web un lugar aún más rápido y seguro.
La historia de HTTP es un testimonio de cómo la tecnología puede evolucionar para satisfacer las necesidades de una sociedad digital en constante cambio. Cada versión ha dejado su marca, contribuyendo a la rica que es la Internet de hoy. A medida que avanzamos, podemos esperar que HTTP continúe adaptándose y evolucionando, siempre con el objetivo de mejorar nuestra experiencia en línea.
Conclusiones
A lo largo de esta guía, hemos conocido por sus siglas en inglés, HTTP. Este viaje nos ha llevado desde los fundamentos de qué es HTTP, su propósito central en la comunicación web, hasta desentrañar cómo funciona, pasando por las evoluciones que ha experimentado a través de sus distintas versiones. Cada parada en este recorrido ha resaltado la importancia indiscutible de HTTP como la infraestructura que sostiene el vasto mundo de la web, facilitando un sinfín de interacciones digitales que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Hemos descubierto que HTTP es mucho más que un simple conjunto de reglas para la transferencia de datos; es el lenguaje que permite a los navegadores y servidores entenderse entre sí, un puente que conecta a los usuarios con el contenido digital de todo el mundo. Desde realizar búsquedas en línea hasta compartir momentos en redes sociales, HTTP se encuentra en el corazón de cada acción que llevamos a cabo en la web.
Las evoluciones del protocolo, desde HTTP/1.0 hasta HTTP/3, reflejan un esfuerzo constante por adaptarse a las demandas cambiantes de seguridad, eficiencia y rapidez en la web. Con cada nueva versión, HTTP ha superado desafíos, abriendo camino a innovaciones que han mejorado la experiencia del usuario final de maneras que apenas podríamos haber imaginado en los primeros días de Internet.
Mirando hacia el futuro, HTTP seguirá siendo un pilar fundamental en el desarrollo de la web, adaptándose a nuevas tecnologías y necesidades de seguridad. Su evolución constante asegura que seguirá siendo fundamental en nuestra experiencia en la web, ya sea mejorando la velocidad de carga, la seguridad en transacciones en línea o nuestra interacción con el contenido digital.
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